CONTENDIENDO ARDIENTEMENTE POR LA FE

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista) 

Estimados amigos:

Las Escrituras nos dicen claramente que debemos CONTENDER ARDIENTEMENTE POR LA FE en Judas 1:3: “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ARDIENTEMENTE por la fe que ha sido una vez dada a los santos”.

Con esto quiero decirles que me veo forzado por el Espíritu del Señor a DERRIBAR ARGUMENTOS  falsos de los cultos peligrosos, pues así lo manda Pablo en: 2 Corintios 10:5: “Derribando ARGUMENTOS y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.

Es por eso que debo derribar los argumentos falsos de las sectas, como aquella doctrina de los Testigos de Jehová que promueve las dos esperanzas para los salvos. Esta secta ha pervertido el evangelio del reino, y socavado el mensaje o esperanza del Señor, y presentando un reino clasista y dividido entre los salvos.

Ustedes deben entender que yo no estoy en el internet para defender los errores, sino para denunciarlos y advertir a los incautos de los peligros de las artimañas del error. Así lo dice Pablo a los Efesios 4:14: “Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las ARTIMAÑAS del error”.

Habiendo aclarado esto, veamos lo siguiente:

El apóstol Pablo nos habla de no dejar escapar tan grande salvación en Hebreos 2:3:  ¿cómo escaparemos nosotros, si DESCUIDAMOS UNA SALVACIÓN TAN GRANDE? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron”.

El razonamiento es como sigue: Si hay dos esperanzas, una de ser reyes, y otra de ser vasallos en el reino, ¿podrían los vasallos del reino (la supuesta “grande muchedumbre”) decir que han recibido una salvación tan grande, siendo que su salvación dista mucho de ser tan grande como la de los supuestos ungidos? ¿Podrían realmente decir ambos grupos que han recibido una salvación tan grande? (También leer Hebreos 10:35, que dice: ”No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene GRANDE GALARDÓN“.

En otro pasaje se muestra la grandeza de la salvación y del premio de los salvos, y se la describe como algo inimaginable. Esto indica que el premio no es ser simplemente herederos de un reino como vasallos, sino como verdaderos reyes. Dice así Pablo en 1 Corintios 2:9: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado PARA LOS QUE LE AMAN”.

El texto de arriba demuestra que las cosas preparadas para los salvos NO es simplemente vivir como vasallos en un reino, morando en un paraíso con animalitos y una casa de campo con viñedos…¡es mucho más que eso!… es ser coherederos con Cristo de un reino glorioso, gozando de su presencia, de sus riquezas, de su gloria, y de su poder (Rom 8:17). Por eso tampoco nos sorprende que Jesús dijera en su parábola de los talentos de Mateo 25:21. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, SOBRE MUCHO TE PONDRÉ; entra en el gozo de tu señor.22. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.23. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, SOBRE MUCHO TE PONDRÉ; entra en el gozo de tu señor”. Así que para el siervo fiel, el Señor le retribuirá poníendole sobre mucho de lo que le pertenece, dándole una posición de gloria y honor sobre muchas ciudades (Apo. 2:26,27).

Por otro lado, hubo cristianos en el primer siglo que querían vivir a sus anchas, como aquellos que promueven el evangelio de la prosperidad, y establecer el reino ahora, en esta era maligna. Esos malos cristianos ya se creían REYES en el reino de Cristo, ya querían sentirse los gobernantes y señores del mundo. Todo esto nos indica que los primeros cristianos sabían muy bien que se les había prometido un reino, y que ellos serían los reyes del mundo. Dice el pasaje, así:

1 Corintios 4:8: “Ya estáis saciados, YA ESTÁIS RICOS, sin nosotros REINÁIS. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!”

Es obvio que los primeros cristianos tenían la promesa de reinar con Cristo en su reino, y no una promesa de ser simplemente vasallos de un reino prometido. Pero desgraciadamente algunos querían adelantar su reinado sin antes trabajar por ganarse un lugar en el trono de Cristo.

Debemos recordar que estamos llamados a la gloria, o a la salvación, pues así lo dice Pablo en Hebreos 2:10: “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar MUCHOS HIJOS A LA GLORIA, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos” (también Heb. 5:9).

Aquí Pablo NO está diciendo que llevaría a la gloria a algunos de los hijos de Dios, o como dicen los Testigos de Jehová, al 3% de los miembros de su organización, sino a MUCHOS HIJOS. Es decir, los hijos de Dios no son pocos, ¡sino muchos! Y estos hijos tienen a Cristo como el autor de su salvación. ¿Acaso Jesús no es el autor de su salvación, mi querido hermano? Si lo es, entonces usted es un hijo de Dios… ¡y será llevado a la gloria, a la misma gloria que Cristo recibió del Padre! (Juan 17:22).

Las promesas de Cristo no son definitivamente insignificantes, sino grandísimas, enormes, maravillosas, que se resumen en la participación de la NATURALEZA DIVINA, pues así lo afirma también el apóstol Pedro en 2 Pedro 1:4: “Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”. ¿Se han dado cuenta de lo que quiere decir “participar de la naturaleza divina”? Significa ser incorruptibles, inmortales, invencibles. Significa heredar un reino maravilloso como seres con naturaleza divina, sin la posibilidad de morir, o envejecer. Significa ser reyes y coherederos con Cristo de un reino inmarcesible (2 Pedro 1:11).

Por otro lado, los ancianos o pastores que velan por el rebaño del Señor, ellos serán igualmente recompensados recibiendo la corona incorruptible de gloria. Dice así el apóstol Pedro:

1 Pedro 5:1-4: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”.

Así que todos los ancianos que se encargan de pastorear las congregaciones del Señor serán grandemente recompensados, recibiendo la corona incorruptible de gloria, es decir, el nombramiento de reyes y sacerdotes en el reino de Cristo. Sin embargo, dentro de la secta de los Testigos de Jehová la gran mayoría de los ancianos que dirigen las congregaciones no son de la clase reinante, de los que son coronados como reyes. Esto, sin duda, no encaja con 1 Pedro 5:1-4 donde se dice que los ancianos o pastores serán recompensados con sus coronas de gloria en el reino de Cristo, símbolo de su realeza.

Muchos cristianos tienen su autoestima muy baja, y suponen que ellos no son dignos de ser reyes y sacerdotes con Cristo, y sólo se conforman con ser vasallos de su futuro reino milenial. Sin embargo, la Biblia nos dice que tendremos un gran galardón, un premio imposible de imaginar en su real dimensión. Lo cierto es que estamos llamados a pasar de postreros a primeros en la era venidera. Y esto parece que no lo entienden millones de Testigos de Jehová.